OBSERVATORIO ACOSO. VAMOS A CONTARLO

El acoso sexual o por razón de sexo en el ámbito laboral es una forma de violencia machista que requiere un compromiso firme y una intervención sindical eficaz para erradicarlo. Desde CCOO y en colaboración con la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género se elaboró en 2021 una Guía sindical de actuación ante el acoso sexual y acoso por razón de sexo en el ámbito laboral donde encontrarás información más precisa.

Si eres representante sindical solicita en tu centro de trabajo la constitución de una mesa de negociación para elaborar el protocolo de prevención y tratamiento del acoso sexual y por razón de sexo ya que según la Ley defectiva de igualdad de mujeres y hombres es obligatorio para todo tipo de empresas. En el mismo sería muy importante negociar medidas de prevención e informar a la plantilla del contenido del protocolo y las vías de denuncia. 

Es importante que si hay firmado un protocolo de prevención y tratamiento contra el acoso sexual y por razón de sexo se dé publicidad del mismo de modo que todo el mundo lo conozca, pero además que se implementen las medidas preventivas que se han acordado y que todo el mundo conozca el proceso a seguir. 

Contactar con un/a representante sindical para hablar de la situación supone ya un gran paso, más aún si tenemos en cuenta que quienes sufren o han sufrido acoso suelen experimentar diversas emociones intensas (tristeza, ira, vergüenza, culpa, miedo…) que pueden acompañarse también de dudas sobre lo que está sucediendo e incertidumbres sobre cómo afrontarlo. 

Es fundamental por tanto, desde el primer contacto, construir un espacio seguro y a la altura de la confianza que esa persona está depositando en su nosotros/as. A título orientativo, se incluyen a continuación algunas recomendaciones generales. 

1. Escuchar sin juzgar y ayudar a elaborar necesidades

Podemos empezar por preguntar: ¿en qué podemos ayudarte? pues posiblemente sea una de las mejores formas de iniciar el contacto. Sufrir una situación de acoso puede resultar agotador; valorar qué hacer, cuándo, cómo y con quién también. Nuestra intervención tiene que ir orientada a ayudar a “pensar en alto”, a elaborar necesidades a la persona que viene a consultarnos y a colaborar con ella en ordenar la situación, las secuencias temporales, a identificar posibilidades de actuación y a tomar decisiones. Facilita el nombre y la forma de contacto con esa persona que pueda estar a su disposición si precisa ayuda.

A veces las prisas nos llevan a empezar por ¿qué te ha pasado? en lugar de ¿en qué podemos ayudarte? No siempre es fácil responder a esa pregunta de entrada, menos aún cuando se es víctima de una situación de abuso de poder y se están experimentando sus consecuencias. Además, quienes sufren cualquier forma de violencia machista como es el acoso sexual o por razón de sexo suelen tener que repetir una y otra vez el relato de unos hechos que generar malestar y que en esa repetición pueden producir revictimización, sensación de estar en un bucle del que es difícil salir y/o cansancio. Nuestra intervención ha de tener esto siempre presente para evitarlo en todo momento.

En el primer contacto es fundamental dejar que la víctima cuente lo que le trae a nosotras/os, en sus propios términos, sin interrupciones, a su ritmo y sin cuestionamiento. Es posible que, sobre todo al principio, la persona haga un relato desordenado y dando por supuestas cosas que no nos resultan tan claras. No debe interrumpirse para aclarar cada dato, pues se corta el hilo de recuerdo y se da a entender que no lo está contando bien.

Conviene por tanto acudir a ese encuentro sin prisa y con más orientación a la escucha que a dar “soluciones” apresuradas. Tiempo habrá después, cuando se haya establecido un clima de confianza, para concretar detalles, ampliar información, etc. sin contribuir a su cuestionamiento, tanto interno como externo. 

Es igualmente importante asegurar desde el inicio que lo que nos cuente será absolutamente confidencial y se mantendrá su anonimato mientras ella así lo desee. ES impotente transmitir a las víctimas que la decisión está en sus manos y los ritmos también y que se va a respetar su decisión. El miedo a que la situación sea pública, a ser victimizada o a sufrir represalias puede suponer una dificultad extra a la hora de buscar acompañamiento y asesoramiento que la intervención sindical no debería minimizar.

2. Aportar información contrastada y de calidad

  • Evita improvisar. El acoso sexual y por razón de sexo, como otras formas de violencia machista, es una cuestión compleja que requiere de una intervención responsable y bien formada. Las incertidumbres, miedos, necesidades e inseguridades de quienes lo sufren topan con frecuencia con demasiadas certezas simplistas y negligentes (“denuncia, ese tío es un cerdo”) o con respuestas catastrofistas e inmovilizadoras (“no se puede hacer nada”) que, en ambos casos, se vuelven contra las víctimas.
  • Para no “marear” a la gente, evitar que quien sufre acoso tenga que relatar múltiples veces lo sucedido y no contribuir a su cansancio, ni a su posible sensación de incertidumbres y desubicación, facilita el contacto con la Secretaría de las Mujeres de CCOO de modo que pueda recibir una asistencia especializada.
  • Ponte siempre al servicio de tus compañeras para crear un cortocircuito contra el acoso.
  • Busca información precisa y fiable para ponerla a su disposición. Puedes empezar por consultar y compartir con ella la sección de Preguntas frecuentes y si hay protocolo de prevención y tratamiento contra el acoso sexual y por razón de sexo en tu centro debes informar sobre la existencia del mismo, el modo de formular una queja o denuncia y los canales para hacerlo, así como el tratamiento que se va a hacer y los plazos en que se debe proceder.

Además puedes informar de lugares y recursos a los que acudir (sindicato, centros de información sobre las mujeres, …) y en la medida de lo posible facilita la “derivación”, haciendo después algunas llamadas previas o retomando el contacto con quien sufre el acoso para saber si todo va bien y mostrando que sigues estando ahí). En la sección de Recursos encontrarás información tanto de CCOO como de entidades específicas contra las violencias machistas.

3. Elaborar estrategias inmediatas de acción

Teniendo en cuenta todo lo anterior, también puedes sugerir algunas estrategias de acción inmediata. Se trata de sugerir, evitando en todo momento decir a las víctimas lo que tienen que hacer y, escuchando sus necesidades, adaptarlo a cada situación concreta: 

  • Revisar y compartir la sección Qué hacer si crees que puedes estar sufriendo acoso, donde se incluyen algunas de las siguientes recomendaciones.
  • Animar a la víctima para que realice un relato de los hechos por escrito. Este documento es importante porque ayudará a tener una descripción de cómo han ido dándose las conductas constitutivas de acoso sin olvidar detalles. 
  • Informar de la importancia de guardar cualquier prueba que pudiera ser de utilidad en el futuro (correos electrónicos, mensajes de Whatsapp, documentos, imágenes…), apuntando la fecha y el contexto de cada documento o archivo. Recuerda recomendar que no se guarden esos archivos en equipos, dispositivos ni alojamiento en la “nube” del trabajo (Drive, Dropbox, etc.) ni en el móvil, pues podrían perderse o llegar a manos no deseadas. Se puede utilizar un pendrive, imprimirlos y guardarlos en papel y/o utilizar un alojamiento digital que no sea accesible para la empresa o institución.
  • Aconsejar a la víctima que acuda a su médico o médica de cabecera para constatar médicamente las repercusiones psíquicas o físicas (si las hubiera) que se derivan de la situación de acoso así como para justificar posibles ausencias del trabajo como consecuencia de sufrir acoso. En suma, que se recojan todas las pruebas posibles.

4. La denuncia como horizonte posible, no como condición

  • Ofrecerse a formular la denuncia si el protocolo de su empresa permite hacer esta queja o denuncia a la representación legal de las personas trabajadoras, siempre que ella esté de acuerdos o también ofrecerse a acompañar y/o ayudar a la víctima a cumplimentar la queja o denuncia en caso de que decida activar el protocolo de prevención y tratamiento del acoso sexual y por razón de sexo.
  • Si se es componente de la comisión de investigación del acoso conviene tener en cuenta que lo ideal es obtener un testimonio amplio y con todos los detalles posibles ya que desde los conocimientos sobre memoria se sabe que existen dos riesgos: (1) que se olviden detalles más o menos importantes.y (2) que el testimonio vaya cambiando por los efectos de las preguntas formuladas. Por lo que para disminuir esos riesgos se puede pedir a la persona que escriba lo sucedido y limitar el número de veces que se pregunta a la misma persona ya que podría provocar una revictimización.
  • Cuando se inicia la fase de investigación por la comisión de investigación conviene que se exponga la información que se tiene hasta el momento y lo que consta en la queja y/o denuncia formulada al entrevistar a la persona denunciada. Así como a todas las personas entrevistadas, el procedimiento a seguir que está establecido en el protocolo, así como las posibles expectativas de lo que pasará. 
  • En estos casos es necesario garantizar a las personas entrevistadas que lo que se dice ahí no se dará a conocer y que las personas que componen la comisión de investigación han firmado un documento de confidencialidad y se han comprometido a guardar silencio. Así mismo se mencionará cómo se va a custodiar la información obtenida en esta fase. La confidencialidad es vital en estos casos tanto para la persona que denuncia como para la persona que es denunciada.
  • En cuanto al desarrollo de la investigación conviene tener una actitud receptiva y mirar a la cara a la persona que está hablando. Esto implica que se debe evitar estar tomando notas de continuo ya que impide mirar a la persona y demostrar interés por lo que dice. La pregunta/indicación adecuada es: “cuéntame lo que recuerdes de…”. 
  • Es posible que, sobre todo al principio, la persona haga un relato desordenado. Aunque así sea y su discurso no sea claro, no se debe interrumpir. Tras el relato libre es el momento de hacer preguntas pero siempre que estas sean totalmente abiertas: ¿qué había pasado antes?, ¿qué otras personas podrían estar cerca?, ¿qué pasó después? Hay que evitar preguntas sugestivas que aluden a detalles que no se habían mencionado en el relato libre. 
  • Como representantes de las personas trabajadoras, acompañar a la víctima en el proceso a las asesorías jurídicas del sindicato, donde en función de los hechos en su conjunto recibirá información de las diferentes acciones a realizar de forma que pueda elegir el proceso que desee llevar a cabo. Facilitar asesoramiento a la víctima en caso de denuncia ante la policía o en el juzgado y acompañarla en el proceso.